No sé que tardes grises penden del hilo de nuestra conversación, pero intuyo por el reojo y la suspicacia de tus quizás;que ni una, ni dos, sino muchas esquinas separan tu desaliento de mi inquisitiva voz. Y no, no es que quiera desconchar tu excusa sin permiso y armarte un desbarajuste que deshilache hasta el último pensamiento, pero has de saber que el nerviosismo es un mal consejero del despiste y tiende a encender la luz antes de que te hayas terminado de vestir de coraje. Coraje , el que siento, que hace hervir la lava de las ganas, las de antes, las de hacer las cosas bien, y no deshacer lo importante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario