22.10.10

Retrato

Estando tan cerca su cara me pareció perfecta.
Lo más mágico era su mirada, unos ojos de forma felina pero que, aún trasmitiendo la fiereza de quien vive libre, conseguían traspasar tu alma con inmensa dulzura inundándola de la claridad azul que irradiaba su iris. Sobre este profundo remanso de ensueño, unas finas cejas negras se escondían tímidas bajo el rebelde flequillo, que aunque podría contar miles de historias, se limitaba a encuadrar su cara como el más idóneo de los marcos. Un flequillo que pretendía esconder la luz de su mirada pero que rabioso por no conseguirlo se deshacía en picachos intentando empañar las miles de sensaciones desbordadas de azul.
Centrada en su faz, la nariz, realizada con el mejor tiralíneas de Dios, parecía haber sido diseñada expresamente para ella, perfecta, sin ningún tipo de defecto o imperfección era capaz de captar y de dar vida por méritos propios a toda la luz del lugar.
Y ¿Qué decir de sus labios? Finos pero carnosos, tímidos pero sensuales. Tintados con leves tonos rosados, se deshacían en una mueca pícara típica de quien sabe que ya te ha conquistado.

No hay comentarios: